La ludopatía tiene características específicas en las mujeres que sufren esta adicción al juego. Un estudio de la Universidad de Yale demuestra cómo las mujeres tienden a crear adicción hacia los juegos de azar que se llevan a cabo de manera solitaria (tragaperras, bingos), mientras los hombres son más adictos a los juegos en los que se compite, como pueden ser las partidas de cartas.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Yale ha presentado un estudio, recientemente publicado en el American Journal of Psichiatry, en el que se demuestra que las mujeres y los hombres ludópatas desarrollan su enfermedad de manera diferente proyectando su adicción sobre juegos de naturaleza diversa. De esta forma, los hombres tienden a engancharse con juegos que implican estrategia o competición con otras personas, como puede ser el póker o el blackjack, mientras que las mujeres se decantan por desarrollar adicciones a juegos solitarios y que no impliquen relaciones personales, como las máquinas tragaperras o el bingo.
Para llegar a esta conclusión los autores del estudio analizaron un total de 562 llamadas a un centro de ayuda para ludópatas, 349 (62,1 por ciento) de las cuales eran de hombres y 213 (37,9 por ciento) de mujeres. Se prestó especial atención a los problemas derivados de la ludopatía como los asuntos legales, el índice de pacientes que estaban immersos en deudas importantes y las tasas de suicidio.
Paralelamente se observó que las mujeres que llamaron presentaban más adicción a juegos no estratégicos, menos interpersonales y menos interactivos que los hombres, que afirmaban tener más problemas con juegos estratégicos y "cara a cara". Marc N. Potenza, profesor adjunto de Psiquiatría de la Facultad de Yale y coordinador del estudio, cree que "las diferencias en los motivos que llevan al juego y los problemas generados por el abuso del mismo están relacionadas con el género".
Del estudio de las llamadas se desprendió que muchas de las mujeres que llamaban tenían problemas de depresión mucho antes de padecer ludopatía y que incluso algunas estaban bajo tratamiento, mientras que muchos de los hombres que acudían a este servicio de ayuda tenían antecedentes penales, habían estado arrestados alguna vez y tenían, o habían tenido, problemas con las drogas. En ambos grupos se observó que presentaban síntomas claros de ludopatía, que al deseo irrefrenable de jugar se le añaden estados de ansiedad y depresión.
A modo de conclusión, el estudio resume que los individuos con problemas de ludopatía presentan diferencias por sexos, ya sea en la manera de proyectar la adicción como en las motivaciones que le llevan a ello. Tanto hombres como mujeres, sin embargo, tienen problemas derivados del exceso de juego, y por ello son necesarias diferentes estrategias terapéuticas para maximizar el éxito del tratamiento. En España, se calcula que en torno al uno por ciento de la población española es jugador patológico o problemático y uno de cada tres es una mujer.
Como dato adicional, la ludopatía se considera enfermedad desde alrededor de 1980 y la OMS, en su manual de diagnóstico Clasificación Internacional de Enfermedades la reconoce oficialmente, aunque en Psiquiatría se conocía desde mucho antes.
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