Se siente el sonido de disparos, sobre las cabezas planean aviones espías dirigidos por control remoto, y robots que detectan coches bomba se pueden encontrar en los pasillos de una exposición en la capital francesa en la cual James Bond querría hacer sus compras navideñas.
Detectores portátiles de bombas y dispositivos de fisgoneo por Internet, así como ganzúas más convencionales y rifles, están todos a la venta en la decimocuarta exposición de tecnología de seguridad y aparatos realizada por la organización francesa Milipol.
Responsables policiales y militares hacen preguntas y toman notas, desesperados por poner sus manos en la última pieza de equipamiento que los coloque un paso por delante de los criminales.
Bombas en cunetas en Irak, trabajos contra el terrorismo en Londres y Nueva York y disturbios en los suburbios en Francia han disparado una creciente demanda de los últimos productos de seguridad.
"Somos una compañía muy saludable", dijo Hanan Herzberg, presidente de TraceSpan Communications, una empresa israelí que vende una caja negra para controlar líneas de Internet ADSL.
"Muchas cosas están coordinadas por correo electrónico hoy en día: quién, dónde, a qué hora. Así que es muy significativo para las actividades antiterroristas".
Su compañía ha estado operando sólo un año, pero vende el tipo de tecnología que está haciendo ruido en la exhibición de este año.
Con herramientas cada vez más sofisticadas disponibles para cualquiera que los pueda comprar, los entes de cumplimiento de la ley se enfrentan a una lucha permanente para estar al día.
"Esto solía ser más directo cuando el tráfico sólo venía a través de las líneas de teléfono", dijo Carlo Rogialli, director técnico en RCS, una compañía italiana que también fabrica dispositivos de intercepción de Internet.
"Cada gobierno tiene que incrementar sus comunicaciones para mantener el ritmo, con los videoteléfonos, el 'e-mail', el chat".
Rogialli y Herzeberg dicen que su equipamiento puede ser utilizado sólo en países en los que es legal hacerlo. Uno tiene que ser mayor de 18 años y hacerse con un pasaporte para entrar en la exposición.
Otras compañías están vendiendo equipamiento para proteger los ordenadores de gobiernos de ojos curiosos.
La compañía alemana Siemens ha visto una subida en las ventas de su sistema antiespionaje Tempest. "Ha habido un incremento en la demanda por el 11 de septiembre y otros ataques terroristas", dijo Gunther Laux, en el stand de Siemens.
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