Lanzan al mercado la primera impresora 3D de comida
La empresa catalana Natural Machines ha lanzado al mercado la primera
impresora 3D de comida, un novedoso dispositivo que empezará a fabricar
en breve en China y del que ya ha recibido 400 pedidos, principalmente
de Estados Unidos y de los países del norte de Europa.
Foodini, como se llama la máquina, permite preparar comida utilizando la
tecnología de impresión en tres dimensiones, haciendo posible dar
cualquier forma a los alimentos que se "imprimen", tanto dulces como
salados, como hamburguesas, panes, chocolate o pasta.
Los fundadores de Natural Machines son Àlex Moreu, Rosa Avellaneda,
Lynette Kucsma y Emilio Sepúlveda, que llevan trabajando un año y medio
en el desarrollo de esta tecnología, en la que hasta ahora han invertido
unos 400.000 euros.
Tras meses de pruebas, ajustes y estudios de mercado, Foodini será
pronto una realidad en la cocinas de restaurantes, panaderías,
pastelerías y casas de particulares, ya que está previsto que la próxima
semana salga a la venta en Estados Unidos y a finales de abril, en todo
el mundo a través de internet.
No obstante, los compradores recibirán sus dispositivos en la segunda
mitad del año, según explica a Efe Emilio Sepúlveda, que comenta que
aunque el desarrollo de la impresora se ha hecho íntegramente en
Barcelona, la fabricación se llevará a cabo en China.
"Hemos optado por fabricar en China por costes, por fiabilidad y por una
serie de factores que aquí no hemos encontrado", subraya Sepúlveda, que
tiene 46 años, es ingeniero y antes de embarcarse en este proyecto
había trabajado en el área de estrategia e innovación de una
multinacional de telefonía española.
Natural Machines afronta con optimismo el inicio de la comercialización
de esta peculiar impresora, cuyo precio ronda los 1.000 euros, "como un
electrodoméstico de gama alta".
Dice Sepúlveda que hasta ahora han recibido más de 400 pedidos de
Foodini, sobre todo de Estados Unidos, China, Brasil, Rusia y los países
del norte de Europa, donde existe una gran afición a la cocina y "una
tendencia muy importante por la alimentación sana".
Natural Machines, que tiene su sede en las instalaciones de Barcelona
Activa, planea lanzar en verano una ampliación de capital por un importe
de más de 3 millones de euros, una cuantía que espera que suscriban en
su totalidad inversores norteamericanos, que ya han mostrado interés por
el proyecto.
"Nuestro proyecto no encaja bien con el perfil de los inversores de
nuestro país. Aquí hay mucha aversión al riesgo, quieren cosas seguras y
el hardware no entra en el perfil local", señala Sepúlveda.
La compañía quiere utilizar el capital captado en esta ronda de
financiación para "crecer, vender más y más rápido y financiar el
circulante".
De hecho, si los fondos norteamericanos acaban invirtiendo en Natural
Machines, la compañía no descarta trasladar su sede a Estados Unidos o
al menos mover allí a parte del equipo, que actualmente forman una
docena de personas, entre ellos ingenieros, desarrolladores de software o
especialistas en mercadotecnia y tecnología de alimentación.
"Las patentes ya las estamos haciendo en Estados Unidos. Aquí en España
no se dan las condiciones ni de financiación ni de muchas otras cosas,
es una pena", lamenta el socio fundador de Natural Machines.
Como una impresora normal
La impresora Foodini funciona con conexión a internet y dispone de una
pantalla táctil desde la que se pueden elegir recetas o diseñar un plato
original.
Su funcionamiento es muy similar al de una impresora 3D convencional,
aunque en lugar de tinta, Foodini se carga con hasta cinco cápsulas con
ingredientes, siempre que no sean líquidos ni sólidos muy grandes.
El dispositivo, de aspecto similar a una impresora tradicional, crea los
platos seleccionados imprimiendo finas capas de cada ingrediente, y
como destaca Sepúlveda, "puede crear todo lo que puedas imaginar".
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