Nuestro celebro encoge
El cerebro humano ha reducido su tamaño en los últimos 30.000 años.
Concretamente, las últimas mediciones revelan que el volumen medio del
cerebro del Homo sapiens en este periodo ha disminuido un 10%, es decir,
de 1.500 a 1.359 centímetros cúbicos, el equivalente de una pelota de
tenis. El fenómeno intriga a los antropólogos, que en su mayoría lo
valoran como un efecto de la evolución hacia sociedades más complejas.
Según las últimas mediciones, la reducción del tamaño del cerebro se
podría explicar en la medida en que cuanto más músculo, más materia gris
hace falta para controlar un cuerpo. El hombre de Neandertal,
desaparecido hace 30.000 años, era más corpulento y tenía un cerebro
mayor. El hombre de Cromagnon, que hizo las pinturas rupestres de la
gruta de Lascaux (Francia) 17.000 años atrás, era el Homo sapiens dotado
del cerebro más grande, pero también era más fuerte que sus actuales
descendientes.
David Geary, profesor de psicología en la Universidad de Missouri y
autor de varios trabajos sobre el desarrollo del cerebro humano a lo
largo de la evolución, ha estudiado la evolución del tamaño del cráneo
entre hace 1,9 millones de años y 10.000 años, a medida que nuestros
ancestros fueron viviendo en un entorno social más complejo. Geary parte
del principio de que cuanto mayor es la concentración humana, más
intercambios hay entre los grupos, mayor es la división del trabajo y
más ricas y variadas son las interacciones entre los individuos. También
ha constatado que el tamaño del cerebro disminuye cuando la densidad de
población aumenta. "Con la emergencia de sociedades más complejas, el
cerebro humano se ha empequeñecido porque los individuos ya no necesitan
ser tan inteligentes para sobrevivir; los demás los ayudan", ha
explicado a la agencia AFP.
Esta reducción del cerebro no significa que los hombres modernos tengan
menos capacidades intelectuales que sus ancestros, sino que han
desarrollado formas de inteligencia más sofisticadas, aclara Brian Hare,
profesor adjunto de antropología en la Universidad Duke, en Carolina
del Norte. Según él, existe un paralelismo similar entre los animales
domesticados y los salvajes. Así, el perro-lobo tiene un cerebro más
pequeño que el del lobo, pero es más inteligente y sofisticado, porque
comprende los gestos de comunicación de los hombres. Lo que demuestra
que "no hay correlación estrecha entre el tamaño del cerebro y el
cociente intelectual", que se define sobre todo por la capacidad de
inducir y crear, añade Hare.
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