Los 150 millones del plan PIVE2 dan para 2 años de CERN (somos los
únicos morosos de Europa) + 50 millones para investigación patria. Pero
hay que subvencionar a los coches, claro..
El que pueda, el que tenga la más mínima posibilidad, que se largue del estercolero, y que no sienta pena, ni siquiera que mire atrás..
Premiada por el MIT, menospreciada en España: "Es como si no existiéramos"
Es la única mujer premiada por el MIT bajo la modalidad de TR35 Spain,
que se concede cada año a 10 personas menores de 35 años que hayan
destacado como emprendedores y aporten algo nuevo al avance de la
ciencia y el conocimiento. La española Ana María Díez Pascual trabaja en
el grupo de física de polímeros del Instituto de Ciencia y Tecnología
de Polímeros (ICTP-CSIC). Allí ha desarrollado, junto al resto de su
equipo de investigación, un proyecto en nanotecnología capaz de fabricar
mejores materiales en la industria aeronáutica.
Esta joven nacida en Salamanca y licenciada en Química por la
Universidad Complutense de Madrid ha ideado un método simple y escalable
a nivel industrial para producir nanocompuestos termoplásticos que
incorporan otros materiales que los refuerzan. Estos materiales ofrecen a
la industria propiedades tan atractivas como una gran resistencia y
ligereza. Cualidades cruciales para los fabricantes de aeronaves, que
operan miles de vuelos diarios y cuyo peso de sus componentes influye en
la rentabilidad.
Teknautas ha podido entrevistar a Ana María y abordar temas como los
premios TR35 Spain, la nanotecnología, el grafeno y la situación de la
investigación en España.
¿En qué consiste el proyecto en el que estás trabajando y quiénes forman parte del equipo?
La idea surgió a raíz de una colaboración entre cuatro institutos de
investigación, dos del National Research Council de Canada (NRC) y otros
dos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC): el
Instituto de Ciencia y Tecnología de Polímeros (ICTP) y el Instituto de
Carboquímica (ICB).
Actualmente estamos trabajando en nanocompuestos, un material que tiene
distintos elementos de los que uno de ellos son los nanotubos, algo que
solo se ve con microscopías de alta resolución. Integramos estos
nanotubos de carbono en dos tipos de polímeros muy adecuados para la
industria aeronáutica debido a su ligereza y propiedades mecánicas,
eléctricas y térmicas. Uno es la polieter éter cetona (PEEK) y el otro
es una resina epoxy.
Las estrategias que desarrollamos han dado lugar a una mejor dispersión
de los nanotubos que en la integración directa, que es el método
habitual de incorporarlos en una matriz polimérica, y que generalmente
resulta en la formación de agregados y, por tanto, limita la mejora de
sus propiedades.
¿De qué forma puede repercutir en el día a día?
De muchas maneras. En un principio, el desarrollo de estos compuestos a
gran escala ofrecerá importantes ventajas en la fabricación de nuevos
materiales para el sector del transporte y la industria aeronáutica.
Además, nuestros materiales son multifuncionales. Podrían utilizarse
tanto en aplicaciones que requieran alta conductividad como por ejemplo
recubrimientos antiestáticos o apantallamiento de ondas
electromagnéticas, como en aquellas que necesiten buenas propiedades
estructurales, como palas de generadores eólicos o puentes.
Nanotecnología, grafeno... ¿cuáles son las tendencias que nos esperan en un futuro?
En el campo de los materiales actualmente se está reforzando mucho el
trabajo con todo tipo de partículas a nivel nano, ya sean nanotubos,
nanopartículas de óxidos inorgánicos o el grafeno. Este último material
es uno de los más resistentes que se conocen, con una resistencia 200
veces superior a la del acero. Se espera que en los próximos años el
grafeno facilite muy buenas propiedades pero todavía estamos empezando.
En nuestro sector la tendencia actual es la de reemplazar los metales
como el acero por otros materiales más ligeros. Los reforzados con
fibras de carbono ocupan cada vez más porcentaje del peso total de los
aviones. Una tendencia que se puede cambiar. Ahora hemos descubierto una
forma de mejorar la unión entre la matriz y el recubrimiento de
nanotubos de carbono, lo que permite una concentración de refuerzo de
menos del uno por ciento en peso, muy inferior que la se utiliza
normalmente en compuestos que incorporan otro tipo de refuerzos de
tamaño nanoscópico, como nanoarcillas o nanofibras. En términos de
aplicación industrial, esto supone una reducción de peso y,
correspondientemente, de coste y de emisiones contaminantes.
¿Cómo está afectando la crisis a la investigación en nanotecnología?
La
crisis está afectando mucho. Primero porque se está recortado el número
de contratos, y sobre todo para doctores. Actualmente, los doctores
tenemos las convocatorias Juan de la Cierva y Ramón y Cajal, pero el
número de contratos se ha reducido prácticamente a la mitad. Si no
consigues financiación de allí no hay más porque casi no hay recursos.
Además, el Gobierno ha disminuido significativamente el número de
proyectos de investigación y los grandes talentos se están marchando a
centros extranjeros donde tienen mejores ofertas de trabajo.
Algunos alegan que la investigación puntera en nanotecnología es cara...
Es cierto. La investigación en nanotecnología es cara porque los
materiales de partida tienen un precio muy elevado. Pero esto está
pasando en todas las áreas, no solo en la nuestra. El dinero que dedican
otros países a investigación en general, comparado con el nuestro, es
mucho mayor. Aquí parece que no es rentable. Es como si los
investigadores no sirviéramos para nada. Aunque haya crisis, en mi
opinión la investigación es de lo último que se debe de recortar.
¿Valora la posibilidad de marcharse fuera?
Siempre está esa opción. Desde luego, oportunidades fuera hay. En el MIT
por ejemplo ofrecen muchas facilidades tanto como para ciencia como
emprendedores. Dependiendo de los casos, te facilitan dinero, apoyo e
incluso consultores. También está la opción de abandonar o dedicarse a
otra cosa.
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