El borofeno, un material exótico comparable en algunos aspectos al grafeno
El grafeno, una hoja de carbono de un átomo de grosor, podría
tener pronto un nuevo compañero en el ámbito de los nanomateriales. Unos
químicos han determinado, en el laboratorio y también mediante cálculos
en supercomputadoras, que una configuración peculiar de 36 átomos de
boro en un disco plano con un agujero hexagonal en el centro podría ser
la estructura básica del “borofeno”.
El equipo del químico
Lai-Sheng Wang, de la Universidad Brown, en Providence, Rhode Island,
Estados Unidos, ha demostrado experimentalmente que un competidor del
grafeno basado en el boro es una posibilidad muy real.
El grafeno
es una capa de carbono con un átomo de espesor. En esta capa, los
átomos de carbono están distribuidos formando una retícula hexagonal,
que recuerda a la de un panal de abejas. Este singular material es más
fuerte a igual peso que el acero, y conduce mejor la electricidad que el
cobre. Desde el descubrimiento del grafeno, los científicos se han
preguntado si el boro, vecino del carbono en la tabla periódica, podría
ser configurado en hojas de un único átomo de grosor. El trabajo teórico
sugería que esto era posible, pero que los átomos tendrían que estar
posicionados de una forma muy particular.
El boro tiene un
electrón menos que el carbono, y como resultado de ello no puede formar
la celosía en forma de panel de abeja que constituye el grafeno. Para
que el boro forme una capa de un solo átomo, los teóricos sugirieron que
los átomos deben estar dispuestos en una retícula triangular con
vacantes ("huecos") hexagonales en ella.
Un
conjunto de 36 átomos de boro, a la izquierda, configurado como un
disco plano con un agujero hexagonal en el medio, cumple las condiciones
teóricas para hacer viable la fabricación de una lámina de boro de un
átomo de espesor, a la derecha, un nanomaterial teórico al que se ha
denominado borofeno. (Imagen: Laboratorio de Wang / Universidad Brown)
Wang
y sus colaboradores no han fabricado aún borofeno, pero los resultados
más recientes de su línea de investigación que han hecho públicos
sugieren que esta estructura es más que sólo un cálculo teórico. Wang y
sus colegas, que han estudiado la química del boro durante muchos años,
han proporcionado ahora la primera prueba experimental de que tal
estructura es posible. Han mostrado que un conjunto de 36 átomos de boro
puede formar un disco simétrico de un átomo de grosor, con un agujero
hexagonal perfecto en el medio.
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