Cuanto más quiero a mi perro, menos me gusta la gente
Caterina Simonsen y la crueldad de la irracionalidad
Iba yo a comentar para cerrar el año algunas cosas del blog, pero hoy he
leído un ejemplo verdaderamente lacerante del daño, el profundo daño y
deshumanización que son consustanciales a las creencias irracionales.
Ella es Caterina Simonsen. Italiana, originaria de Padua. 25 años de
edad. Estudiante de veterinaria en la Universidad de Bolonia. Tiene
varios perros. Sufre de graves afecciones genéticas pulmonares debido a
las cuales debe usar tubos para respirar y numerosos medicamentos.
Esta foto ya no está en su página de Facebook. De hecho, ha cerrado su
página de Facebook, abrumada por una virulenta campaña de odio.
A los 18 años, los médicos le dijeron que sus afecciones eran
incurables, dado que tienen la característica de volverla inmune a los
tratamientos muy rápidamente. Ha sido sometida a multitud de
tratamientos experimentales para tratar de prolongar su vida.
El 21 de diciembre pasado, Caterina celebró haber vivido otro año y
cumplir los 25. Subió a una página de Facebook en favor de la
investigación científica esta foto con el mensaje: "Tengo 25 años
gracias a investigaciones legítimas que incluyen experimentos en
animales. Sin investigación, habría muerto a los nueve años. Me han
regalado un futuro."
Las afecciones contra las que lucha Caterina, según Oggi.it son, entre
otras, una inmunodeficiencia primaria, déficit de proteinas C y S,
déficit de alfa-1 antitripsina, neuropatía de los nervios frénicos,
prolactinoma, un tumor hipofisiario, asma alérgica y tiroides
autoinmune. Sobrevive gracias a un respirador que debe usar entre 16 y
22 horas al día, un aparato que produce vibraciones para ayudar a
eliminar mucosidades y costras de los pulmones. Para enfrentarlas,
consume muy diversos medicamentos en aerosol, oralmente e inyectados.
Lo siguiente que recibió Caterina fue una oleada de mensajes de
presuntos "defensores de los animales", "animalistas", "defensores de
los derechos de los animales" o gente que se autodefine de modo similar.
¿Los mensajes?
"Por mí muérete mañana, no sacrificaría a mi pez dorado por ti."
"Si hubieras muerto de niña, a nadie le habría importado."
"Por mí también podías morir a los nueve años, no se hacen experimentos en ningún animal, raza de bestias repugnantes."
En total 500 ataques verbales y 30 amenazas de muerte.
Caterina pasará el fin de año en el hospital, con una nueva infección,
tratada con un nuevo antibiótico porque el anterior ha dejado de ser
efectivo. Pero ahora está aislada. El hospital teme que alguno de los
fanáticos animalistas atente realmente contra la vida de Caterina.
Estar contra Caterina no es estar con la vida.
Todos los animalistas que viven en la actualidad están vivos gracias a la experimentación con animales. Les guste o no.
Experimentación que cada vez más se hace bajo reglas éticas muy estrictas.
La única forma de acabar con la experimentación con animales es la
creación de modelos fiables, cultivo de tejidos, desarrollos en biología
molecular y otros avances que nos permitan aprender lo mismo para
salvar vidas humanas que nos permite hoy la experimentación animal.
La prohibición, la crueldad y la misantropía disfrazada de "amor a los
animales, bueno, no a todos" no son un camino razonable, salvo para
quienes están dispuestos a sacrificar a un ser humano por un animal, y
sus creencias les han destrozado toda moralidad.
Esos avances sólo los puede lograr la ciencia, y que no están haciendo,
claro, los grupos fanáticos animalistas que desprecian el conocimiento
porque no saben siquiera lo que es. Ni parece importarles. Creen que el
mundo es como es por cuestión de magia.
Algo sobre la misantropía y deshumanización de los presuntos animalistas ya lo hemos comentado en este blog aquí, aquí y aquí.
La irracionalidad lastima, la irracionalidad es cruel, la irracionalidad
deshumaniza, la irracionalidad hace perder la perspectiva y,
finalmente, la irracionalidad mata.
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