7 descubrimientos al azar que cambiaron la historia
"¡Eureka!" es la famosa expresión atribuida a Arquímedes, tras
descubrir en Siracusa que la corona del Rey no estaba hecha
completamente de oro puro. Este tipo de resultados fortuitos forman
parte de lo que se conoce como
serendipia, término no
aceptado por la Real Academia Española, que designa a los "hallazgos
obtenidos al azar cuando se estaba buscando una cosa distinta". Estas
invenciones forman parte del día a día de la
ciencia.
Sin embargo, lo que diferencia a un genio del común de los mortales
(como se suele decir), es la habilidad para darse cuenta del hecho
azaroso y aprovecharlo para estudiar e inventar cosas nuevas.
Hoy os presentamos una lista de descubrimientos al azar,
inventos que nacieron de la casualidad,
y que han cambiado buena parte de nuestra forma de vida como sociedad.
Gracias a sus descubridores, que fueron conscientes de lo fortuito de su
invento, y supieron desarrollarlo, contamos con varias aplicaciones en
diversas áreas, como la medicina o la tecnología:
El antibiótico descubierto gracias a un descuido
Cuentan
que Alexander Fleming, científico escocés que trabajaba en el ámbito de
la microbiología en el Hospital St. Mary de Londres, era un hombre un
tanto despistado. Su laboratorio estaba realmente desordenado, dicen que
incluso fumaba trabajando, algo hoy impensable en cualquier centro de
investigación.
Fleming observó que en unas placas donde había cultivado una bacteria llamada
Staphylococcus aureus,
había crecido de repente un hongo contaminando su trabajo. En lugar de
enfadarse, Fleming observó que alrededor de donde estaba localizado el
hongo, no existía cultivo bacteriano. Parecía como si "algo" producido
por el hongo inhibiera el crecimiento de la bacteria. Efectivamente ese
"algo" se comprobaría más tarde que era la penicilina, uno de los
antibióticos más utilizados para tratar las enfermedades infecciosas.
Posteriormente,
gracias a los trabajos de otros investigadores como Florey y Chain, se
pudo aislar la penicilina y purificarla para su producción masiva. Pero
sin duda, este antibiótico forma parte de esos descubrimientos al azar
que mejoraron la medicina.
Nuestros imprescindibles post-it
La historia de los conocidos
Post-it
también forma parte de esta lista de descubrimientos al azar. El
investigador Spencer Silver, que trabajaba en la compañía 3M, trataba de
mejorar los adhesivos de acrilato. Lo que descubrió en realidad fue un
adhesivo que "se formaba a sí mismo en pequeñas esferas y no conseguía
pegarse con mucha fuerza". ¿Pero para qué podría servir?
Art Fry,
otro de los investigadores de 3M, resolvió esta cuestión gracias a una
frustración personal. Cansado de que el papel separador de las páginas
se le cayera constantemente, pensó que el adhesivo de Silver podría
utilizarse para
construir notas adhesivas. Una historia cuanto menos curiosa, que une el azar con una aplicación práctica muy utilizada en nuestro día a día.
La pastilla azul para tratar la angina de pecho
La
investigación de medicamentos está caracterizada por ser a veces de lo
más fortuita y sorprendente. Como ocurrió con la penicilina, la
historia del sildenafilo (más conocido como Viagra) es cuanto menos particular. En 1985, la compañía farmacéutica Pfizer trabajaba en un fármaco para tratar la angina de pecho y la hipertensión.
Cuando
comenzaron los ensayos clínicos, vieron que el sildenafilo no cumplía
las expectativas esperadas. Sin embargo, al aumentar la dosis al máximo,
vieron que existían varios efectos secundarios (dolor de cabeza,
indigestión, problemas visuales, dolores musculares y...curiosamente, un
cambio en la función eréctil).
Los investigadores en Pfizer
comprobaron que el nuevo fármaco podría ser utilizado en pacientes con
impotencia. El resto de la Historia es conocido por todos: ventas
millonarias de la famosa pastilla azul y un tremendo éxito comercial
importantísimo para esta compañía.
Del caucho quemado a una gran empresa de neumáticos
Conocemos como
vulcanización
al proceso mediante el cual se calienta caucho crudo en presencia de
azufre, con el objetivo de endurecerlo y volverlo resistente al frío.
Este proceso de fabricación fue descubierto por accidente por Charles
Goodyear en 1839.
Cuatro años más tarde patentaría su invención, y
en 1853, en un libro autobiográfico, contaría su experiencia.
Curiosamente, la famosa
compañía de neumáticos Goodyear
no fue fundada por el descubridor de la vulcanización del caucho, sino
por Frank Seiberling, quien utilizó esa denominación de la empresa como
homenaje al inventor por casualidad de uno de los productos más usados
hoy en día.
LSD: Todo empezó en un parto
Albert Hoffman
era un químico que a finales de los años treinta trabajaba tratando de
purificar los compuestos producidos por el cornezuelo de centeno, para
así utilizarlo y evitar las hemorragias que se producen tras el parto.
De
este modo consiguió aislar la dietilamida del ácido lisérgico, y
trabajando con este nuevo compuesto en su laboratorio, lo ingirió por
accidente, al caerse una gota en sus dedos. Contaba Hoffman en una
entrevista
que "estaba en el laboratorio y comenzó a sentirse extrañamente
mareado, vio cómo los colores cambiaban, su humor también, tenía la
impresión de que hasta su personalidad había variado". En otras
palabras,
el químico realizó "el primer viaje" sin quererlo, antes de el LSD fuera la conocida droga psicodélica famosa en los sesenta y setenta.
Los rayos desconocidos
Esta
invención fue merecedora del Premio Nobel de Física en 1901. Wilhelm
Conrad Röntgen trabajaba en unos experimentos con los rayos catódicos y
gracias al azar, observó cómo una lámina de cartón (impregnada en
cianuro de Pt-Ba) mostraba fluorescencia.
Röntgen lo difundió entre la comunidad científica y hasta hubo quien le tachó de mentiroso. Sin embargo, la publicación de un
artículo suyo en el
British Medical Journal, donde adjuntó una de las
primeras radiografías en la que se veía un brazo fracturado,
sirvió para que se creyera su descubrimiento y su potencial uso
diagnóstico. Como curiosidad, el científico llamó a su descubrimiento
"rayos X" porque no sabía muy bien su origen.
Grafeno: el material que vino del celo
El descubrimiento del que se conoce como
material del futuro
es cuanto menos curioso. En 2004, el físico Andre Geim trabajaba en la
Universidad de Manchester, buscando una nueva línea de trabajo para un
alumno de doctorado. Como otro de sus estudiantes trabajaba en grafito, y
para hacerlo se necesitan superficies que estén lo más limpias y
pulidas posibles, utilizaban un sistema bastante rudimentario para
conseguirlo.
¿Cómo se obtienen estas superficies limpias y
pulidas? El método empleado es bastante arcaico, ya que pegan un trozo
de cinta adhesiva sobre la superficie, y tiran con fuerza. Así consiguen
arrancar las capas más superficiales, y posteriormente analizaban el
grafito que quedaba. Las cintas de celo utilizadas anteriormente se
desechaban sin más. Sin embargo, a Geim se le ocurrió
investigar qué era lo que quedaba en el celo,
y lo que ocurrió fue increíble. En las cintas que antes se tiraban,
quedaban monocapas cristalinas de grafito, en otras palabras, grafeno.
Las propiedades de este material están provocando una auténtica
revolución tecnológica
en nuestros días. Este último invento de la lista de descubrimientos
por azar es de tal importancia que fue el motivo por el que Geim y su
estudiante recibieron el Nobel de Física en 2010.
Existen muchos
más descubrimientos al azar aparte de los que hemos contado hoy.
Inventos como el velcro o el teflón, productos utilizados en medicina
como los primeros anticoagulantes y otro tipo de aplicaciones forman
parte de ese conjunto de
hallazgos fortuitos que cambiaron la historia.
Sin
duda, hechos que ocurrieron por casualidad, pero cuya aplicación
práctica no hubiera sido posible sin la causalidad y el trabajo
constante de sus inventores. Porque como decía Louis Pasteur, "la suerte
solo favorece a las mentes preparadas".