mientras no funcione con el mismo principio que las PowerBalance..
Crean refrigerador magnético que ahorra 90% de energía
Científicos
mexicanos desarrollaron un prototipo de refrigerador revolucionario
donde aplicaron un concepto de la física originado hace 300 años. A lo
largo de casi cinco años, investigadores del Centro de Investigación en
Materiales Avanzados (Cimav) han trabajado en este sistema que no emplea
compresores ni gases refrigerantes, principio utilizado desde mediados
del siglo XIX, sino del efecto magnetocalórico, que es la variación de
la temperatura de un material magnético cuando se aplica o retira un
campo magnético.
La clave del proyecto está en las propiedades de ese material, “puesto
que hasta ahora no se habían podido desarrollar aquellos con capacidad
de disminuir la temperatura en unos 35 grados Celsius”, señala Jesús
González Hernández, director del Cimav.
Pero los investigadores de la institución, centro Conacyt con sede en
Chihuahua, trabajaron en una mezcla de materiales capaz de llegar por
debajo de los cero grados desde una temperatura ambiente. “Son una
mezcla de 7 materiales, entre ellos manganeso, estroncio y oxígeno, con
partículas nanométricas que potencian la propiedad magetocalórica”,
añade el doctor en física.
Un refrigerador común tiene un compresor con un gas refrigerante que
bombea a áreas que se busca enfriar. Estos gases pueden ser nocivos
cuando se liberan al medio ambiente y todo el sistema puede consumir, en
promedio, 200 watts de energía. El refrigerador magnético sólo
emplearía 8 watts, carecería de gases, compactaría el espacio diseñado
para compresor y además no emite ruido alguno.
MERCADO. El proyecto surgió debido a un intercambio académico con
científicos de Irlanda, donde se han hecho avances importantes en el
área. El proyecto en el Cimav ha sido coordinado por el investigador
José Matutes.
El prototipo fue obtenido en conjunto con una empresa del estado y ahora
el centro está en pláticas con Mabe y General Electric, quienes están
interesadas en desarrollar la tecnología, refiere González Hernández.
“Ahora trabajamos en el diseño final, que no sería más que el de una
caja común de refrigerador; el asunto es que sea competitivo y el precio
de producción tenga ventajas. Esperaríamos que este tipo de tecnología
esté disponible en el mercado en, aproximadamente, cinco años”.
Ahora mismo, añade, podrían hacer uno de tipo comercial, pero los
científicos buscan optimizar su “licuado” de materiales y procesos, para
desarrollar un producto que no pueda ser superado en los próximos años.
“Tenemos que optimizar los materiales porque otros grupos pueden intuir
el concepto, por lo que debemos llevarlo a un nivel más de maduración”.
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