El descubrimiento de unos fósiles de animales mitad peces y mitad tetrápodos en el Ártico canadiense supone hallar el 'eslabón perdido' en la cadena evolutiva entre los peces y los animales capaces de moverse en tierra firme, según dos artículos que este jueves publica la revista científica Nature.
Los fósiles de 'Tiktaalik roseae', una especie de pez-cocodrilo plano dotado de aletas articuladas capaces de soportar su cuerpo de más de dos metros de largo, permiten "documentar la secuencia de cambios evolutivos" que desembocó en los vertebrados de cuatro patas, estiman los expertos estadounidenses.
Hasta el descubrimiento de estos fósiles, "el origen de las principales características de los tetrápodos estaba en la sombra", recuerdan Edward Daeschler, de la Academia de las Ciencias Naturales de Filadelfia (EEUU), Neil Shubin, de la Universidad de Chicago, (EEUU) y Farish Jenkins, de la Universidad de Harvard (EEUU).
El 'Tiktaalik' vivía al norte de lo que entonces era el continente euroamericano, en un clima entre el subtropical y el tropical. Se cree que evolucionó en aguas fluviales lentas y poco profundas. En la evolución, el 'Tiktaalik' viene después del 'Panderichthys' y antes de los 'Acanthostega' y 'Ichthyostega', que los científicos sitúan unos 365 millones de años atrás.
Los fósiles descubiertos datarían de hace unos 375 millones de años. Los tetrápodos, vertebrados entre los que, por ejemplo, se clasifica hoy a los reptiles y a los anfibios, se adaptaron a la vida terrestre gracias a sus dos pares de miembros motrices, derivados de las aletas.
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