1. Entra en tu cuenta de Google. Puedes llegar desde cualquiera de sus
servicios (Gmail, Maps, el buscador, Youtube...) pinchando tu icono que
aparece en la parte superior derecha de la página y luego en Cuenta, o
directamente desde este link.
2. Entre las opciones que aparecen enumeradas en el menú superior, elige
Historial de la cuenta. Aprovecha ya que estás en esta página para
elegir qué actividades quieres que Google recuerde. ¿Tus búsquedas?
¿Dónde has estado? ¿Lo que ves en YouTube? Tómate un momento para
activar o desactivar lo que creas conveniente.
3. En la parte inferior de la página aparece la opción Anuncios - Editar
configuración. Al pinchar en ese enlace, llegamos a la página
Configuración de anuncios. Ahí es donde podemos ver lo que Google sabe, o
cree saber de nosotros.
En esta página aparecen dos columnas. En la de la izquierda, Anuncios en
Google, está la información con la que se configuran los anuncios que
vemos en Google. Es decir, en Gmail, en Youtube, en Google Maps... Los
datos que aparecen en ella están extraídos del perfil en Google, y
cualquier cambio es rápidamente incorporado a lo que la compañía baraja
para mostrarnos unos u otros anuncios.
En la columna de la derecha, Anuncios Google en Web, aparece la
información con la que se seleccionan los anuncios de la Red de Display
de Google, un grupo de webs y apps asociadas con Google para mostrar
publicidad AdWords. Los datos que maneja están basados en las páginas
que hemos visitado, no en datos que hayamos aportado conscientemente.
Sexo, edad e idioma son los tres primeros campos que completan las dos
columnas. El tercero, el de intereses, da una idea de qué orienta a
Google a la hora de mostrarte unos u otros anuncios: deportes acuáticos,
redes sociales, actualidad política, astronomía... Nuestro historial de
búsquedas en la red se refleja en los asuntos que aparecen en esa
lista.
Mil millones de euros para desvelar los secretos más recónditos del Sistema Solar
Todas las operaciones científicas de la misión se coordinan desde el centro ESA de Villanueva de la Cañada
Comparación del tamaño del cometa P67 con la ciudad de Los Angeles (señalizado el punto de aterrizaje de la sonda Philae) / ESA
La ESA, la Agencia Espacial Europea, lanzó el 2 de marzo de 2004 su misión Rosetta.
La nave emprendió un viaje hacia el pequeño cometa
P67/Churyumov-Gerasimenko, situado a 800 millones de kilómetros del Sol.
Tan largo trayecto debe culminarse el próximo 12 de noviembre con el
aterrizaje (tal vez habría que acuñar un nuevo término, acometaje) de su sonda Philae sobre la helada y polvorienta superficie del astro.
Los cometas están considerados como los bloques más primitivos del
Sistema Solar, y los que han permanecido más inalterados a lo largo de
los 4.600 millones de años de su historia. Compuestos de hielo y
materiales orgánicos, estos pequeños astros pudieron ayudar a nuestra
Tierra a dotarse de agua y tal vez de algunos de los ingredientes
básicos que originaron la vida en el planeta. Si los instrumentos
científicos que transporta la sonda Philae funcionan correctamente, la misión Rosetta desvelará algunos de esos íntimos secretos.
Varios hitos marcarán esta misión: será la primera nave que haya
llegado más lejos alimentándose de células solares para dotarse de
energía. A 800 millones de kilómetros del Sol los niveles de rayos
solares son apenas el 4% de los que iluminan la Tierra, y las
temperaturas oscilan en torno a los -150º.
Obviamente también será la primera vez que una nave enviada desde
nuestro planeta no solo orbite en torno de un cometa sino también de que
se pose dulcemente sobre su superficie. Cuando se ancle sobre el P67,
la sonda Philae cabalgará el espacio a lomos del cometa, que se dirige a
toda velocidad hacia el Sol alcanzando su perihelio (cuando alcance su
máxima cercanía con el astro-rey) en agosto de 2015.
El irlandés Laurence O' Rourke, coordinador de Operaciones Científicas de la 'misión Rosetta'
El cometa 67P, la segunda opción
No era este el cometa elegido en principio para la misión. De no
haber fallado el lanzamiento previsto en 2002, la misión habría ido en
dirección al cometa 46P/Wirtanen. El retraso de catorce meses hizo
imposible alcanzar ese objetivo y los científicos enfilaron sus cálculos
hacia el 67P/Churyumov-Gerasimenko, un astro cuya órbita elíptica entre
la Tierra y Júpiter tarda 6,5 años en completarse.
Este cometa fue observado y analizado por vez primera en 1969 por el científico soviético Klim Churyumov, sobre una fotografía tomada por la astrónoma Svetlana Gerasimenko. Le dio el nombre 67P, que indica que es el 67º de la serie periódica (P) de cometas descubiertos.
En esa persecución en busca de su objetivo la nave Rosetta ha pasado
del intenso calor de situarse a 150 millones de kilómetros del Sol al
frío de los 800 millones de kilómetros del centro del Sistema Solar,
distancia en la que hubo de ser puesto en hibernación durante 31 meses,
antes de recobrar la energía de sus paneles el pasado mes de enero y
acometer la fase final de la misión.
Miguel Pérez Ayúcar, jefe del Grupo de Planificación Científica
Once españoles en el equipo científico
Una sensación de euforia y temor invade a la comunidad científica
asentada a los pies de las ruinas del castillo en que está localizado el
centro ESA. Una treintena de ingenieros europeos, once de ellos
españoles, altamente especializados, son los encargados de analizar a
fondo el núcleo del cometa con los datos y fotografías que la Philae
enviará desde el mismo momento en que se desenganche de la Rosetta e
inicie su aterrizaje mediante caída libre. Esta última fase será un
proceso largo, de unas 7 horas de duración, dos de ellas en
funcionamiento completamente autónomo, teniendo en cuenta que la fuerza
de gravedad del cometa es levísima, apenas diez mil veces menos que en
la Luna.
Un simple contacto con la superficie haría rebotar a la sonda y
desplazarla incluso fuera de la órbita del cometa. Para evitarlo, las
tres patas de la Philae lanzarán sus arpones a fin de anclarse al suelo.
Todo ello si no hay sorpresas y el módulo cae sobre una superficie más o
menos llana y no tropieza con las rocas de hielo y polvo cósmico de
unos 12 metros de altura, situadas en las inmediaciones del lugar
elegido para su posado.
Todos apuestan por el éxito, resalta el español Miguel Pérez Ayúcar,
líder del Grupo de Planificación Científica. Desvela que la misión ha
costado mil millones de euros. Si su vaticinio se cumple, Rosetta será
la primera misión en estudiar de forma continua y desde el puesto
privilegiado de un jinete cómo evoluciona la actividad de un cometa
durante su viaje alrededor del Sol.
Para culminar esos trabajos ha sido necesaria la aportación de 50
empresas industriales de alta tecnología de 14 países de Europa y de
Estados Unidos, entre ellas las españolas CASA, Sener Tecnológica, Crisa
y Alcatel Espacio.
Si algo envidiamos de la forma de los políticos estadounidenses es su
permanente disposición a explicar sus planes. El presidente Obama, en un vídeo grabado, ha vuelto a defender Internet y cree que la neutralidad de la red está todavía en cuestión por lo que pide a la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) las medidas "más estrictas posibles", especialmente después de sus últimas decisiones,
y sobre todo en lo atinente a acelerar o retrasar la velocidad de los
internautas así como bloqueos a contenidos. Hay incluso una petición online. Los ISP se oponen a que todos seamos iguales.
¿En qué consisten las medidas?
Sin bloqueo. Si un consumidor solicita acceso a un
sitio web o servicio, y el contenido es legal, su proveedor de Internet
no debe bloquearlo. De esa manera, todos los jugadores - no sólo los
afiliados en el mercado con un proveedor de Internet - crean una
oportunidad justa de su negocio.
No estrangulamiento. Un ISP no podrá retrasar intencionalmente por algún contenido o acelerar otros basado en el tipo de servicio
El aumento de la transparencia. Es necesario para aplicar las reglas de neutralidad de la red de puntos de interconexión entre el ISP y el resto de Internet.
No priorización pagada. No debe haber servicio atrapado en un "carril lento" ya que no paga una cuota. El gatekeeping socavaría la igualdad de condiciones esenciales para el crecimiento de la Internet.
Una nueva compañía de un empresario debe tener la misma oportunidad
de tener éxito como empresas establecidas y el acceso al blog de un
estudiante de secundaria no debe ser injustamente ralentizado para dar
paso a los anunciantes con más dinero.
Hace
unos días, alguien hizo algo que no estamos acostumbrados a ver de
forma pública: disculparse. Ethan Zuckerman, una persona honrada y
trabajadora como tantas, pidió perdón por haber ideado los ‘pop-ups’, esas ventanas con publicidad que se abren automáticamente cuando accedemos a ciertas webs. “Lo siento. Nuestras intenciones fueron buenas”, dijo.
El
mal ya estaba hecho, sí, pero después de esta muestra de honradez
creemos que otros tendrían que seguir su ejemplo. ¿Por qué tendrían que
pedir perdón los que, ladrillo a ladrillo, han ido construyendo
internet?
‘Captchas’ imposibles
Inventados en 2000, los ‘captchas’
son el pan nuestro de cada día cuando queremos registrarnos en un
servicio, dejar un comentario o mandar un enlace por correo
electrónico. Entendemos su necesidad en un mundo lleno de robots maliciosos,
o eso nos han querido vender. Sin embargo, hay ‘captchas’ y ‘captchas’ y
algunos son casi imposibles de descifrar para un humano.
Que levanten la mano (o dejen un comentario) los que han tenido que actualizar el texto para probar suerte con otro. O que la levanten los que directamente han desistido, le han hecho una peineta y han salido a la calle a que les dé el aire.
‘Autoplay’
Estás
tan tranquilo navegando por internet, con pestañas abiertas a diestro y
siniestro cuando, de repente, escuchas música o a alguien hablando y no
sabes de dónde sale. Eso, amigo, es el ‘autoplay’, la reproducción
automática de vídeos y sonidos. Por alguna razón, los ‘webmasters’ (¿se
sigue usando esa palabra?) de pubs y discotecas creen que es adecuado darte la bienvenida con un temazo cuando ingresas en su ‘home’. Y mira, no.
Es
molesto y te vuelve loco intentado encontrar la web de la que sale para
cerrarla inmediatamente. Afortunadamente, Google Chrome identifica las
pestañas de las que procede un sonido, así que si usas ese navegador
puedes identificar fácilmente el problema. ¡Aprende, Internet Explorer!
Recargas innecesarias de páginas
Pasa
en algunas webs informativas. Estás leyendo tranquilamente un artículo y
de repente se te carga automáticamente la página. ¿Por qué,
desgraciada? Fastidia lo que llamaríamos en plan moderno “la experiencia
de lectura”. Así, difícilmente volveremos a tu web. ¿Quién tuvo la genial idea? ¿Todo vale con tal de sumar páginas vistas?
Publicidad invasiva
Relacionada con la anterior. Algunas webs informativas se han creído que NOS ENCANTA (así, con mayúscula) cerrar anuncios tamaño ‘king size’ que nos impiden leer sus artículos.
¿Qué creativo tuvo esta idea? ¡Pero si estás buscando la cruceta como
si no hubiera un mañana para cerrarlo antes de que termine de cargarse! Enhorabuena, señores de las webs que creen que esto es bueno para su negocio. Os va a visitar el Tato. ‘Banners’ epilépticos
Alguien pensó que con los ‘pop-ups’ no era suficiente y decidió que era el momento de crear ‘banners’ publicitarios con luces y movimiento que,
intuimos, son foco de ataques epilépticos. Además de parecer diseñados
por un nostálgico de las discotecas de la Ruta del Bakalao, repiten los
mismos modelos de texto desde la época antediluviana: “¡Eres el
visitante 1.000.000 de esta web!” “¡Tienes un regalo!”… ¿No podríais
intentar engañarnos de otra manera? ¿Quién es el responsable de esto?
Virales idiotas
Sí, internet nos ha traído muchos buenos momentos en forma de memes y virales. Que se lo digan a David Bisbal, cuyas pirámides todavía colean. Pero la Red de redes ha sido a su vez pasto de modas idiotas que nos han sacado de quicio a más de uno. ¿Quién no ha visto a un amigo hacer ‘el legado del Tibu’
en Facebook? ¿Quién no buscó entre sus fotos de la infancia y subió una
de ellas para no tener que pagar una cena al que lo había nominado?
La lista es grande: el de los #2gramos, el ‘planking’… En ocasiones, estos virales se estilizan y alcanzan a los famosos, que ahora se arrojan cubos de agua fría
para concienciar sobre una enfermedad (esperemos que cuando la tontería
acabe sigan con las buenas causas). Mientras tanto, garrote vil a todos
los que se inventan pavadas.
‘Toolbars’ de navegadores
¿Alguien las usa? Por ejemplo, la del Ask. ¿En serio? Normalmente, estas barras de herramientas se te acoplan automáticamente en un navegador
al instalar un programa o una actualización. Decimos “automáticamente”
porque, aunque te advierten de ello al ejecutar la instalación, tú le
has dado rápidamente a ‘Siguiente’ y ni te has dado cuenta de lo que
ponía.
Virus
No somos piratas informáticos, así que solo le encontramos un uso plausible a los virus: desactivar bombas, como hicieron en un episodio de ‘Chuck’. Troyanos, gusanos y demás familia
nos han dado más de un quebradero de cabeza. Probablemente sus
inventores nunca pidan perdón, pero fantaseamos con un juicio sumario
multitudinario en el que un “Lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a ocurrir” atenúe parte de la pena.
“Lo sentimos, estamos en construcción”
Te metes en una página web y te aparece un mensaje, algo así como: “Lo sentimos, estamos en construcción”.
Entonces, si estás en construcción, ¿para qué lanzas la web, maldito?
Espérate un poco más y así todos pueden ver lo ‘cuqui’ que ha quedado
con toda o parte de la información de que dispones. Y mientras, sigues
construyéndola, sin que nadie se dé cuenta. Pero no hagas eso, por el
amor de Dios… Una cosa es ‘beta’ y otra cosa es un monigote con forma de
obrero. El primero que lanzó la piedra, que no esconda la mano y que
pida perdón por esto.
‘Spam’
Y
no, no podríamos terminar esta lista sin hacer referencia a la peor
plaga del mundo desde las bíblicas de Moisés: el ‘spam’. Al que inventó
esta lacra (no está claro cuándo empezaron estos mensajes) solo le perdonamos haber elegido un nombre inspirado en un chiste de los Monty Phyton. Mientras tanto, nos tendremos que resignar a evitar la carpeta de correo no deseado
(a no ser que no encontremos un correo importantísimo, que con toda
seguridad habrá caído allí) y a perder nuestro tiempo preguntándonos de
dónde ha sacado esa agencia de publicidad nuestra dirección – aunque, en
el fondo, mejor no saberlo.