20120823

El MIT modifica genéticamente una bacteria para crear combustible


MADRID. (EUROPA PRESS) - El Instituo Tecnologico de Massachusetts (MIT) ha manipulado los genes de la bacteria 'Ralstonia Eutropha' para lograr que fabrique combustible. En concreto, un tipo de alcohol llamado isobutanol, que puede sustituir a la gasolina o mezclarse con ella. Según ha informado el autor principal de esta investigación, Christopher Brigham, la 'Ralstonia Eutropha', cuando deja de crecer "utiliza toda su energía en la fabricación de compuestos complejos de carbono".

Según Brigham, en el estado natural del microbio, cuando su fuente de nutrientes esenciales --nitrato o fosfato-- está restringida y detecta que los recursos son limitados, entra en el 'modo de almacenamiento de carbono' para su uso posterior. "Lo que hace es tomar cualquier carbono disponible, y lo almacena en forma de un polímero, que es similar en sus propiedades a una gran cantidad de plásticos derivados del petróleo", ha señalado. Con la anulación de unos pocos genes y la inserción de un gen de otro organismo Brigham y sus colegas han sido capaces de redirigir la capacidad natural del microbio para producir combustible en lugar de plástico.

La intención tras la manipulación genética es conseguir "que el organismo de la bacteria utilice una corriente de dióxido de carbono como fuente de carbono, de manera que pueda fabricar combustible", ha apuntado en investigador en el estudio publicado en 'Applied Microbiology and Biotechnology'.

Así, el equipo ha centrado su trabajo en conseguir que la bacteria utilice el CO2 como fuente de carbono. Además, la investigación destaca que, con modificaciones ligeramente diferentes del mismo microbio, se podría también convertir casi cualquier fuente de carbono, incluidos los desperdicios agrícolas o desechos municipales, en combustible útil.

"El equipo ha demostrado que, en cultivo continuo, se puede obtener cantidades importantes de isobutanol," ha apuntado Brigham, quien ha apuntado que, ahora, los investigadores tienen como objetivo la optimización del sistema para aumentar la velocidad de producción y el diseño de biorreactores para escalar el proceso a niveles industriales.

Además, ha destacado que, "a diferencia de algunos sistemas de bioingeniería en que los microbios producen un producto químico deseado dentro de sus cuerpos pero deben morir para recuperar el producto, la 'Ralstonia Eutropha' expulsa naturalmente el isobutanol en el fluido circundante sin parar el proceso de producción".

El MIT modifica genéticamente una bacteria para crear combustible

Una crítica a Prometheus

http://www.jotdown.es/2012/08/prometheus-para-dummies/

Hay que considerar que Prometheus es una película más de terror que de ciencia-ficción (Alien era más de terror), pero con todo, hay algunas incongruencias, que no quita que se pueda disfrutar de la película..

20120820

¿Petróleo abundante y a 70 dólares? Otro artículo

¿Petróleo abundante y a 70 dólares? Otro artículo del que (casi) todo el mundo habla | el blog de David Ruyet

Hará un mes o así, el mundo (científico) andaba revuelto con el artículo “Approaching a state shift in earth’s biosphere” de Nature (y que motivó el post más leído de este blog con más de 23.000 visitas). Pues hace una semana se ha generado cierto debate con el documento de Leonardo Maugeri titulado “Oil: the next Revolution“. El informe, de unas 70 páginas, tiene interés por dos elementos: por un lado, porque ha sido publicado por el Belfer Center, el centro experto en temas de seguridad, tecnológicos, ambientales y de recursos de la Universidad de Harvard; por otro, Maugeri es uno de los más relevantes expertos en petróleo. Ha sido uno de los primeros directivos de ENI, la petrolera italiana, y tiene varios artículos publicados sobre el posible fin del petróleo. Desde agosto de 2011 está de retiro sabático (afortunado él), investigando en Harvard. El documento sigue las ideas mantenidas por Maugeri en los últimos diez años, que no creen demasiado en la existencia del “peak oil“, y ha gozado de cierta expectación más aún cuando publicó una columna resumiendo su trabajo en el WSJ.

Lo del “peak oil” seguro que lo conoce (si no, aquí un post). En 1956 M. King Hubbert, geofísico de la Shell, preveía en “Nuclear energy and the fossil fuels“ que la producción de los campos de crudo americanos empezaría a declinar en 1970. Las carcajadas del mundillo petrolero se oyeron desde el 56… hasta ese año (mire el gráfico abajo). Entonces la producción yanqui, tras un máximo de 10.2 millones de barriles al día (mbd), empezó a declinar, justo como Hubbert había predicho. Años después, en el número de marzo de 1998 de Scientific American, los geólogos Campbell y Laherrère publicaban “The end of cheap oil“, donde revisitaban la idea del pico de Hubbert, pero ahora a escala mundial. Claro, a precios de 10 $/barril, también se partieron la caja muchos. Luego el precio rebotó en 2004, y hoy se paga 10 veces más caro. Campbell y Laherrère planteaban, como Hubbert, que las razones del incremento marginal de costes eran de tipo “fundamental“, o sea “técnicas” (en especial el agotamiento de campos sin tasa de renovación suficiente). En la actualidad sabemos que no hay una única razón para la subida del precio del crudo: la responsabilidad se la reparten los “fundamentales” y los “especuladores“.


Cualquier elemento finito que se extraiga (minerales, agua, galletas de una caja…; da igual) sufre un “peak“. Existen dos fases: en la primera, el coste de la extracción de cada unidad (extraer un barril más para el crudo) es marginalmente decreciente; se amortizan las inversiones iniciales a mayor extracción, y resulta un menor coste medio. Cada vez es más barato producir (o extraer). Tras el pico (que suele darse en el 50% del yacimiento) el coste marginal empieza a aumentar: en el crudo hay que bajar a mayor profundidad, inyectar más agua, gastar más en refino… Piense en la caja de galletas: las de arriba salen fácil; las del fondo, no. Pues el petróleo igual: al ser finito, tendrá su “peak“, y tras él el aumento sostenido de precios. No es “Mad Max“: son costes marginales crecientes.

El problema es saber cuándo ocurrirá. Aquí tiene una presentación de Robert Hirsch, que recoge previsiones posibles. ¿Cuándo? Chi lo sa? Aquí, como en el fútbol, hay bandos. Los que creen que el business as usual con una economía mundial basada en el petróleo seguirá frente a los que ven inminente el fin de una época. En una serie de este blog que dediqué al colapso energético se habló de ellos, pero el fin de la época del petróleo barato (pongamos 30$/barril) no plantea dudas. No volverá. Y ni la IEA las tiene, que ya en el World Energy Outlook de 2010 presentaba un plateau sostenido (abajo) desde 2006. Literalmente decía “su pico histórico“. O sea el “peak oil“… ¿O quizás no? pues Maugeri propone un escenario mucho más optimista: “Contrary to what most people believe, oil supply capacity is growing worldwide at such an unprecedented level that it might outpace consumption. This could lead to a glut of overproduction and a steep dip in oil prices“. Un “glut” dice Maugeri, o sea, “mogollón” de petróleo.



A partir de datos de BP (la petrolera del reputado “Statistical Review of World Energy” y de la plataforma Deepwater Horizon…) Maugeri ha previsto un salto en la producción desde los 93 mbd actuales a más de 110 mbd netos en 2020 (y si son “netos” los brutos, es decir la capacidad de producción, debe ser mayor). En la línea de Yergin (recuerde el post del “plateau“), justifica el aumento por los petróleos no convencionales (recuerde el post de las arenas asfálticas). La producción crecería en Estados Unidos (via “shale oil“), Canadá (“tar sands“), Brasil (“pre-salt oils“) e Iraq. Los tres primeros con producción no convencional, e ignora a Venezuela (“extra-heavy oils”), el país con mayores reservas 3P del mundo, por cuestiones geopolíticas. Por eso Maugeri recuerda que la condición básica para que se cumpla su previsión es “a long-term price of oil of $70 per barrel“. A esos costes empieza a ser rentable el refinado de betunes y alquitranes o acceder a aguas muy profundas. Es el “turn today’s expensive oil into tomorrow’s cheap oil” de Maugeri.

¿Y por qué -humildemente- dudo de los resultados de Maugeri? Por varias razones:
■La producción de los principales campos (como Ghawar en Arabia Saudí que produce 5 mbd, Samotlor en Rusia que hoy produce 3 mbd de los 7 mbd que producía en 1980, Cantarell en México que produce 2 mbd o Burgan en Kuwait con 2.4 mbd; pero es que estos 4 campos producen… !el 17% del total mundial!), están ya en declive (o sea su “peak oil” particular), como parte de su proceso natural.
■Los datos de reservas 1P son “sospechosos” (los cables de Wikileaks mostraban las dudas sobre las reservas declaradas, especialmente en Oriente Medio). Igual no hay tanto petróleo como pensamos. Además, Maugeri da por buenos los datos de BP que son “primary sources” es decir, datos brutos de petroleras y gobiernos sin contrastar.
■Tampoco se descubren nuevos campos grandes, y cuando ocurre, es lentamente, con goteo de inversiones y sin mucho personal cualificado (por todo ello hay una menor tasa de extracción). Piense que el 50% del petróleo mundial sale de 120 campos, y que el 25% sólo de 20. El último gran campo descubierto fue Kashagan en Kazakstan en 2000, y produce 1.8 mbd. El resto del Top 20, a excepción de Shaybah en Arabia Saudí, entró en explotación antes de 1982…
■Aumenta la tasa de autoconsumo de petróleo de los países extractores (en realidad no son productores, porque no producen nada) y reducen la capacidad de exportación. Por eso la IEA, el G20, la OCDE han pedido eliminar los subsidios (en realidad el petróleo que los ciudadanos árabes, venezolanos, kuwaities, iraníes… consumen a precios de risa y así sus gobiernos tienen paz social). Pero no es ninguna broma, porque con sus elevadas tasas… ¡Arabia Saudí podría ser consumidor neto en 2025!
■Todo ello incrementa los costes de extracción. Así los costes medios de producción (o sea, suma de OPEX y margen) de 2011 llegaron a los 36 $/barril, pero el marginal estuvo sobre los 92 $ (como en los caros campos de PEMEX). Eso implicó una subida del +26% de los costes de producción durante 2010-2011 según Sanford C. Bersntein.
■Y en ese escenario, el llamado “petróleo no convencional” (o sea el de betún y arenas asfálticas, como las de Canadá, el Delta del Orinoco, o incluso Vaca Muerta) o el de aguas muy profundas (como el del Tupí y el Pre-sal brasileño) es difícil y caro de extraer (abajo datos de CERA), al margen de los problemas ambientales y de la tasa de retorno energético (la energía que se precisa para extraer un barril de petróleo).


Como verá, razones para mantener los precios altos, pero no para soportar una época de crudo abundante ¡que haga bajar los precios! Cierto es que Maugeri se fija sobre todo en Estados Unidos y ahí probablemente acierte… en parte. Por ejemplo, que vuelvan a producir 12 mbd cuando en su “peak oil” (de convencional) de 1970 producían 10.2 mbd parece complicado. Y que sean autosuficientes cuando hoy consumen 18.7 mbd, también… Además, pasa de puntillas en su documento por varios elementos clave: un breakdown de costes creíble (no lo hace), una evaluación precisa de las inversiones (dice que en 2012 han sido muy elevadas, y con eso basta), nula descripción de los impactos ambientales o las necesidades de agua (recurre a la discriminación positiva: encuentra yacimientos que tienen agua cerca y ¡zasca! todos son iguales); eso sin olvidar ideas como que Iraq y Libia resolverán sus problemas políticos y producirán como antes de sus conflictos como por arte de magia. O sea, es más bien un documento técnicamente inconsistente.

La sorpresa ha sido que el informe de Maugeri ha convencido a más de uno. Algo a los de Reuters; a los del Wall Street Journal bastante más (“Has peak oil peaked?“). Pero al Financial Times, no, y a Le Monde menos. La prensa española aún no se ha enterado. Pero ha llamado la atención el cambio de opinión de George Monbiot, uno de los más relevantes periodistas ambientales, convencido del cambio climático. “We were wrong about peak oil: there’s enough in the ground to deep-fry the planet“ escribió hace unos días en The Guardian. Mombiot ha pegado un patinazo enorme, al no entender qué es el “peak oil”. Ha confundido costes crecientes con escasez y, lo peor, abundancia con costes bajos. No es lo mismo. El “peak oil” traerá crudos cada vez más caros, más lentamente, y de peor calidad. Los crudos convencionales (de la OPEP) subirán de precio, ocupando buena parte de la capacidad de refino (que es un cuello de botella); los no convencionales (sobre todo OCDE) tendrán costes tan elevados de producción que haría falta una enorme cantidad en el mercado (quizás más que un “glut“) para poder llevar el precio medio al switch-up de 70 $/barril de Maugeri. Sinceramente, no creo que el petróleo baje de 100$ por más de dos meses nunca más (si no se va todo a la mierda). Como decía Rockefeller: “fall is not a reason to fear, but an opportunity to buy“. Pues ya sabe: compre.

20120819

El año que Isaac Newton perdió una fortuna en bolsa


Todo empezó en 1711, el gobierno de Gran Bretaña y la South Sea Company habían llegado a un acuerdo histórico, la empresa se haría cargo de un porcentaje de la deuda pública del país a cambio del monopolio del comercio con Sudamérica que los ingleses esperaban conseguir tras el final de la Guerra de Sucesión española. Lamentablemente para sus intereses el conflicto terminó dos años después y las condiciones que creían que iban a obtener no se dieron, los negociadores hispanos solo aceptaron que los ingleses pudieran enviar un barco por año a Sudamérica y el suministro de esclavos a las colonias.

A pesar de ello el gobierno inglés y la empresa ampliaron su trato por lo que la segunda compraría más deuda, en concreto la cifra astronómica de 30 millones 981 mil 712 libras (más de 5.200 millones de euros actuales) a cambio el Estado ofrecería, además del anterior monopolio, una cantidad de dinero anual.


Era una situación en la que todo el mundo ganaba: el país se deshacía de un problema (el tener que devolver deuda pública a un interés excesivamente alto) y la empresa pasaba a ser la dueña de un mercado que prometía riquezas incalculables (parecía pasarse por alto el hecho de que los españoles solo iban a permitir el viaje comercial de un barco y solo uno por año)

La primera emisión de acciones de la South Sea Company se realizó en enero de 1720 siendo el precio de salida 128 £.

Los administradores decidieron, para dar un impulso a las ventas, ofrecer préstamos a todos aquellos que
desearan participar en el negocio por lo que ni siquiera era necesario disponer de capital para convertirse en un inversor, simplemente se adquirían acciones a crédito y este se acababa devolviendo unos meses después.

En ese estado de cosas y con el objetivo de conseguir un aura de legitimidad, la empresa vendió participaciones a la mayoría de políticos del parlamento, las condiciones eran ventajosas: los miembros de los diferentes partidos no necesitaban pagar ninguna cantidad, podían mantener sus acciones hasta que el precio subiera hasta el nivel deseado, entonces la South Sea Company las recompraría dándoles el sobreprecio como ganancia.

Con esta maniobra lo que se asemejaba a una medida por la que la empresa asumía un gran riesgo en realidad era todo lo contrario: a partir de ese momento los intereses de los políticos estaban unidos a los de la compañía puesto que cuánto mayor fuese el precio que alcanzasen las acciones más grande sería su beneficio personal.

Tras unas semanas la South Sea había convertido en millonarios a centenares de ingleses. La nación quedó sumida en un estado de fiebre inversora en la que el interés por la expansión de nuevas empresas dominaba las noticias. Todo empezó a funcionar por si solo y los mismos ciudadanos extendían nuevos rumores sobre las incalculables riquezas que la South Sea iba a traer de las Indias.

En marzo el precio por título se había triplicado y en junio superaba las 500 libras. Ciudadanos que hasta entonces no habían podido ahorrar nada tras toda una vida de trabajo se enriquecían con gran facilidad e incluso algunos mayordomos pasaron a poder comprar los carruajes de sus anteriores jefes.

El propio Newton, el científico más importante de la época, fue cuestionado sobre el tema, ante la pregunta de si podía averiguar a qué precio llegarían las acciones de la South Sea el matemático respondió "Lo siento, soy incapaz de calcular el nivel de locura de la gente".

El estado de excitación colectiva seguía incrementándose, era imparable. Miles de personas pasaron a acudir a los bancos para pedir prestamos con el objetivo de comprar títulos. El proceso era similar al que se daría siglos después durante el boom inmobiliario del s. XXI en el que se adquirían viviendas sobre plano con la esperanza de revenderlas una vez terminadas arañando en el proceso un 30%.

Se dieron incluso casos privados de "warrants" (opciones sobre acciones) mediante los que un particular le alquilaba a otro sus títulos por unos días a fin de ganar en ese plazo un importante porcentaje de dinero (asumiendo en el caso opuesto las posibles pérdidas).

Al calor de esa fulgurante efervescencia empezaron a surgir multitud de nuevas empresas que reclamaban inversores, "start ups" con planes de negocio tan extraños como rocambolescos: "Sociedad para la construcción de armas de artillería que disparen balas cuadradas", "Empresa de investigación que pretende extraer de las plantas los rayos del sol" o la que acabaría convirtiéndose en más famosa: "Compañía para la consecución de un asunto de gran beneficio pero que nadie sabe lo que es",si se tiene en cuenta que ésta última llegó a conseguir 2.000 libras de ávidos inversores (el equivalente a 400 mil euros actuales) puede entenderse el nivel de excitación bursátil que se había alcanzado.

Los ingleses comenzaron a llamar a todas esas nuevas empresas "burbujas", un término que se asentaría con éxito en muchos idiomas para definir los procesos especulativos y que continua utilizándose en el presente.

Con la finalidad de reducir el nacimiento de compañías con modelos de negocio irreales o fraudulentos se aprobó la "Ley de la burbuja" en 1720.

Paradójicamente la decisión no hizo otra cosa que incrementar el interés por la South Sea, al ser vista como la verdadera y original forma de ganar dinero en el mercado de renta variable. Los banqueros y agentes recomendaban a los inversores abstenerse de poner su dinero en compañías con modelos chiflados y elegir en su lugar a una cuyo plan era hacerse cargo de 31 millones de libras (cinco mil doscientos millones de euros actuales, 0'85 billones de pesetas) de deuda pública.

Con ese nuevo impulso en julio el precio superaría las 800 libras lo que generó las primeras ordenes de venta a nivel masivo.

Para evitar el desastre y frenar la caída los gestores de la empresa ordenaron a sus agentes la compra constante de títulos lo que consiguió que el precio se estabilizase para posteriormente volver a subir con fuerza y romper el techo de mil libras por acción.

En ese punto los administradores comprendieron que solo era una cuestión temporal que la South Sea Company se hundiese. El número total de títulos colocados era tan elevado y el precio tan alto que la empresa estaba sobrevalorada en al menos el 2.000%.

Los gestores se deshicieron de su porcentaje del negocio y poco después el precio por acción empezó a caer, el hundimiento se tornó total cuando todos los que habían comprado a crédito tomaron la decisión de vender (dado que la única manera de pagar los prestamos era haciéndolo ya que no tenían liquidez)

De 1180 libras se pasó a poco más de cien en unas semanas, lo que significaba en la práctica la ruina total para la mayoría de inversores. Los bancos comprobaron, entonces, como sus clientes eran incapaces de devolver sus préstamos lo que a su vez les hizo quebrar y junto a ellos a miles de empresas.

El desastre era de tal calibre que la bancarrota afectaba no solo a la incipiente clase media sino a un gran número de proletarios y a buena parte de la aristocracia.

Los inversores habían perdido el rumbo y en lugar de valorar los títulos por los bienes y expectativas que ciertamente los respaldaban (únicamente un monopolio de comercio tremendamente restringido) se habían dejado llevar por una escalada de precios que esperaban eterna.

La ira de los ingleses encendía el país y la élite que se había arruinado tiraba de todos los hilos posibles
para que se iniciase una investigación en el parlamento. La nación se sumía en el caos y el gobierno se vió obligado a aplicar la ley antidisturbios para calmar los deseos de sangre del pueblo. Tras pocos días una comisión determinó que decenas de miembros de diferentes partidos estaban parcialmente envueltos de una forma u otra con la South Sea Company.

El Parlamento inglés tuvo que debatir una resolución que rezaba "Propuesta para introducir a los banqueros en sacos llenos de serpientes que posteriormente sean arrojados al fondo del río Támesis"

Afortunadamente para los directivos de las entidades financieras no fue aprobada.

Robert Walpole, uno de los mayores detractores de la empresa practicamente desde su nacimiento (que acabó también invirtiendo en ella) fue nombrado primer ministro de facto. Para devolver la credibilidad del sistema entre la población decidió que todas las propiedades de los administradores de la South Sea Company fuesen confiscadas y vendidas para resarcir a los afectados.

El escandalo continuó con la salida a la luz de nuevos nombres de políticos implicados lo que llevó
a que se aplicase un proceso de "impeachment" a algunos de ellos y a encarcelar a otros. Hubo intentos de
huida, y algunos suicidios.

Para solucionar el problema de la South Sea Walpole ordenó dividirla entre el Banco de Inglaterra, la East Company y el Sinking Fund, a partir de entonces el Estado separaría una parte de sus ingresos, destinándolos al pago del pasivo de la empresa, de ese modo el país pudo reestructurar su deuda y volver a la senda del crecimiento.

Como en todos los booms especulativos, el gran desastre nace con una idea concreta, lo siguiente es un proceso de inversión de la lógica: aquellos que creen que lo que se está dando es una burbuja especulativa pasan a ser considerados como ignorantes o locos ("Terra es el futuro" "los pisos nunca bajan") mientras los que asumen una postura de riesgo descabellado se convierten en triunfadores (tipos que sin tener ni idea adquieren acciones en la parte inicial de crecimiento del boom, gente que compró viviendas en el momento adecuado...)

En esas circunstancias y por unos meses o años la locura de posiciones de inversión tremendamente arriesgadas se convierte en lo cuerdo y el sentido común en desfachatez dado que la realidad parece probar durante un determinado lapso lo que la lógica niega.

Es justo en ese cruce en el que hasta el más cabal de los humanos puede perder la cabeza, y convertirse en
lo que los argentinos denominan "un pelotudo". El mismo Newton, una de las personas más inteligentes de la historia, el hombre que había definido la especulación en la South Company como una locura acabó perdiendo 20.000 libras en ella (3'5 millones de euros actuales).

Su sobrina dejó dicho que a su tío no le gustaba oír nada sobre el tema.

LA SAGA DE DASHIELL: El año que Isaac Newton perdió una fortuna en bolsa
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20120816

¿Puede una bicicleta de cartón revolucionar el mercado?





¿Puede una bicicleta de cartón revolucionar el mercado?

EFE 15/08/2012 (06:00h)
Izhar Gafni, un emprendedor israelí, ha logrado construir una resistente bicicleta de cartón con la que espera revolucionar el sector del medio de transporte ecológico por antonomasia, con un coste de producción en torno a unos 8 euros.

Además de barata, la bicicleta es ligera, fuerte, resistente al agua y la humedad, impermeable al óxido y puede soportar hasta 140 kilos de peso. Su chasis está elaborado completamente de cartón recubierto de un material impermeable de color marrón y blanco, con lo que el acabado consigue que parezca un vehículo de plástico. "Se trata de una bicicleta urbana, la más sencilla que puedas imaginar, pero suficientemente resistente como para convertirse en un buen medio de transporte", explicó a Efe Gafni.

Residente en el moshav (cooperativa rural israelí) de Emek Jefer, en el norte de Israel, este mecánico autodidacta tuvo como inspiración otro invento: Una canoa hecha de cartón con materiales altamente resistentes al agua. "Cuando trabajaba en California tuve conocimiento de la canoa. Estuve varios meses dándole vueltas al tema hasta que regresé a Israel y me dije, ¿por qué no hacerlo?, no existen bicicletas de cartón", refiere.

Quizá el hecho de que haya decidido ir a por la bici no es casual, y es que Gafni nació y se crió en el kibutz Bror Jail (sur del país), en el seno de una familia brasileña emigrada a Israel. La bicicleta es el medio de transporte más habitual entre los miembros de estas comunas rurales israelíes ya centenarias, aunque él simplemente se define como aficionado a la bici.

Bautizado como BV6, el invento le ha llevado cuatro años de construcción y seis prototipos, pues dedicó los primeros años a experimentar los límites y posibilidades del cartón, un material de cuyo maleado apenas existían conocimientos previos. "Consulté con varios ingenieros y al principio construí una bici pequeña que parecía una caja con ruedas", relata antes de reconocer que "lo más duro fue desarrollar la tecnología para lograr algo que se pareciera a una bicicleta".

Duradera y reciclable

En sus investigaciones aplicó los principios de la papiroflexia japonesa y logró incrementar hasta en tres veces la capacidad de resistencia del material simplemente doblándolo y superponiéndolo en varias ocasiones. El artilugio puede ser doblemente ecológico ya que puede elaborarse igualmente con cartón de reciclaje.

Otra de las ventajas es que no precisa ensamblaje previo, sino que es de una sola pieza, incluidas las ruedas, por lo que no experimentará los temidos pinchazos, convirtiéndose así en un medio que apenas requiere mantenimiento.

Gafni confía que en el plazo de año y medio llegue a los mercados, principalmente de Israel, Europa y Estados Unidos, a un precio entre 50 y 70 euros, aunque su fabricación rondará los 8. Aspira a que en la línea de producción intervengan personas discapacitadas, pues su fabricación no requiere de un conocimiento muy especializado. Y afirma que ya se han interesado por el producto en varios países europeos y entre los posibles clientes figuran Ayuntamientos que podrían adquirir la bici como medio de transporte para alquilar.

El inventor trabaja en la actualidad en un nuevo modelo que cuenta con un motor eléctrico extraíble, destinado para grandes compañías como vehículo para empleados que resulte barato y ligero. Los fabricantes estudian poder elaborar en el futuro sillas de ruedas y cochecitos de bebé de cartón. "Me gustan los medios de transporte, construí una moto de todo tipo de materiales", aseveró el emprendedor, que está acompañado en todo el proceso de desarrollo y financiación por una compañía de soluciones tecnológicas.

Fuente:
¿Puede una bicicleta de cartón revolucionar el mercado? - Tecnología - ElConfidencial.com